El Mar, la Mar. Ésta es la forma más sencilla de describir Palamós. El Mar está siempre presente en todo Palamós. Y no sólo el Mar físico, el geográfico, sino el Mar del alma, el Mar en toda su expresión. El Mar ha definido la personalidad del lugar y de sus habitantes; ha escrito su historia, ha dado sentido y vocación a los oficios, carácter a su cocina, y color y forma a su paisaje.
Siempre sentimos la presencia del Mar en Palamós. Un Mar que está siempre, todo el año. El Mar de los veranos cálidos, sobre playas impecables de arena fina que la ola ha trabajado a lo largo de los años. El Mar que ha esculpido la roca para regalarnos playitas y calas idílicas y escondidas de color verde esmeralda, que ha moldeado la Costa para hacerla verdaderamente Brava. El Mar de primaveras suaves junto al agua, que ha dado vida, nombre y color a la vegetación y la fauna de la zona. El Mar romántico del otoño que se deja teñir de rojo espectacular en las tardes que se van acortando. El Mar del invierno, de tramontana, de reunirse bajo el son de la habanera, canciones de marineros y pescadores alrededor de la llama del reconfortante ron quemado.
Todas las playas del municipio son de fácil acceso a pie o con vehículo y dan opción al bañista a escoger entre diferentes variedades: son playas de arena, la Gran de Palamós, La Fosca o la de Castell. De roca, encontrará la cala Margarida o la cala S’Alguer. Incluso hay playas mixtas, de arena y roca, como por ejemplo cala Estreta.
Desde las profundidades más secretas del Mediterráneo, sólo en un entorno tan natural como Palamós, podía existir un producto como la Gamba de Palamós.
Su cuerpo rojizo, su textura firme, su frescura y su sabor incomparable y exquisito, hacen que la degustación de la Gamba de Palamós sea un placer único, íntimo e inexplicable. Pídala por su nombre, Gamba de Palamós
Fuente:Ajuntamen de Palamós